Escribió José Ángel Valente: «Multiplicador de sentidos, el poema es superior a todos los sentidos posibles. Y aunque todos ellos nos hubieran sido dados, el poema habría de retener aún de su naturaleza lo que en rigor lo constituye, la fascinación del enigma».
Me propone el camarada poeta, José Luis Campos, publicar conjuntamente un poema de nuestro común amigo Francisco Ortiz que responde plenamente a este principio expresado por Valente. Fechado en junio de 1988, el poema está escrito en una lengua creada únicamente para darle vida: es pues, a un tiempo, un poema y una civilización literaria de la que nada se sabe, salvo lo que el lector quiera interpretar cada una de las veces que lo recorra: todos los sentidos –todos los significados- son posibles y ninguno lo es. Como en el caso de alguna civilización humana, ésta otra, limitada a doce versos, pudo haber desaparecido sin dejar rastro. El autor no conserva ninguna copia, y su milagrosa pervivencia se debe al hecho de que en su momento le transcribiera una copia a José Luis Campos. Con su permiso, el poema ve la luz veintiséis años después.
«Poe-ma de am-or s-ec-ret-o»
Brescia, o maresila demi niuare dan mare ei.Soden fent dicentvai desi maio tuderore ae ven si.Brescia, o maretua mi cantpar fare feiz.Sodent lai reecere manu manodei are tu.
Francisco Ortiz (junio 1988)
Foto: JFH