Es sobradamente conocida la visita que los Beatles realizaron a España en 1965 para actuar en dos conciertos, uno en Madrid y otro en Barcelona, que muy a pesar del régimen franquista constituyeron un hito musical y sociológico cuyo verdadero alcance no se supo hasta tiempo después. Les hemos visto a los cuatro descendiendo en blanco y negro las escalerillas del avión, mascando chicle o tocados con monteras taurinas, según el aeropuerto; les hemos visto firmar unos toneles de vino de Jerez, y en medio de las apreturas de una rueda de prensa multitudinaria, y hemos visto a las yeyés bailando en las gradas de Las Ventas, y a John Lennon salir al escenario con un sombrero cordobés. Sin embargo, cuando al año siguiente Lennon regresó a nuestro país para rodar en Almería la película Cómo gané la guerra, una sátira antibelicista dirigida por Richard Lester, su presencia no provocó ya revuelo alguno, y durante años y años no hubo nadie que se interesara por los detalles de cómo trascurrió su estancia en esta ciudad.
Quien más sabe hoy acerca de lo que ocurrió en Almería durante aquellas seis semanas de 1966 es el periodista y filósofo Javier Adolfo Iglesias. Habrá quien todavía piense que tampoco es como para darle tanta importancia al asunto, pues por aquí pasaban en esa época decenas de luminarias del cine, y, en lo que se refiere al músico de Liverpool, es seguro que tuvo experiencias considerablemente más apasionantes que la de permanecer mes y medio aislado en un desierto y sesteando en una pequeña y sofocante ciudad de provincias española donde nunca pasaba nada. Yo fui durante muchos años una de esas personas a quienes les parecía excesivo estirar tanto lo que, a mi juicio, no pasaba de ser una simple anécdota. Sin embargo, Adolfo Iglesias acabó por contagiarnos a todos su entusiasmo por esta historia, y ha conseguido que la ciudad asuma como hecho notable aquella estancia de Lennon en Almería, que haya una estatua en bronce del músico en una de nuestras plazas y que el Ayuntamiento rehabilitara el viejo caserón donde residió parte de aquellas semanas, fantasmagóricamente abandonado durante décadas y convertido hoy en Casa del Cine.
Adolfo, que nació -como quien esto escribe- aquel 1966, lleva más de quince años hablando y escribiendo apasionadamente sobre esta historia, a la vez que ha seguido investigándola con creciente fascinación, de ahí que el magnífico libro que acaba de publicar, Juan & John. El profesor y Lennon en Almería para siempre (Edit. Círculo Rojo), sea, según sus propias palabras, no sólo una crónica histórico-periodística y un ensayo, sino también una autobiografía, la suya. Y es que la única manera que tenía de conseguir que se le diera importancia a aquel breve periodo que Lennon pasó en Almería era dedicar una parte de su vida a demostrar que dicha importancia trascendía lo local y lo anecdótico, y que merecía ocupar un lugar destacado en la historia de la música.
No cabe aquí, lógicamente, ni una pequeña parte de lo que el libro de J. Adolfo Iglesias contiene, una obra veraz, amena, emotiva, sorprendente, resultado de meticulosas indagaciones y de una ilimitada admiración y ternura por los personajes reales que desfilan por sus páginas. Baste decir que el autor, beatlemaniaco confeso, empezó a tirar del hilo de esta historia entonces desconocida cuando en 1995 supo que una de las mejores y más sugestivas canciones de la mítica banda británica, Strawberry Fields Forever, había sido escrita en Almería. Descubrió que el lugar donde la compuso, la Finca Santa Isabel, era una casona del siglo XIX que en los años sesenta estaba apartada de la ciudad y rodeada de balsas de riego y palmeras, entre cuyas paredes Cynthia Lennon, primera mujer del músico, sentía la presencia de espíritus, y a la que acudió Ringo Starr para celebrar la fiesta del vigesimosexto cumpleaños de John. Comprobó que la casa era en los noventa casi una ruina que milagrosamente había sobrevivido a la especulación inmobiliaria pero alrededor de la cual, ceñidas a sus muros, crecían ahora varias promociones de viviendas adosadas. Averiguó que el primer golpe de inspiración para componer la canción había surgido de la semejanza entre la verja de entrada a la Finca Santa Isabel y la verja de un orfanato que Lennon conoció en su infancia, próximo a su casa, llamado así, Strawberry Fields: Campos de Fresa. Fue sabiendo Adolfo más y más datos, poniéndole nombre a personas que trataron en Almería al músico y buscándoles para entrevistarse con ellos, así hasta dar con el verdadero corazón de toda la historia, la parte más querida para él: la existencia de un profesor de Cartagena, llamado Juan Carrión, que en los sesenta enseñaba inglés a sus alumnos ayudándose de las canciones de los Beatles, cuyas letras trascribía de oído.
J. Adolfo Iglesias y Juan Carrión (foto: EFE)
No he visto la película de David Trueba, Vivir es fácil con los ojos cerrados, y no puedo por tanto saber cuánto se aparta de los hechos reales que Javier Adolfo Iglesias tuvo ocasión de contarle; a saber: que cuando Juan Carrión tuvo noticia de que John Lennon estaba en la cercana Almería no dudo en ponerse en camino, que llegó en autocar, solo, que tardó una semana en conseguir una cita con el cantante y que se retrasó porque no supo encontrar el lugar del encuentro; que le mostró al músico los textos de las canciones tal cual los había transcrito, para que los corrigiera y completara, y que Lennon, que usaba por primera unas gafas de montura redonda como parte de la caracterización de su personaje en la película, se puso a la tarea de buen grado, complacido de que los chavales españoles aprendieran inglés a partir de sus textos; que Juan le sugirió que los discos de la banda deberían incluir las letras de las canciones, y que John estuvo de acuerdo, de manera que su siguiente álbum, ni más ni menos que el Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band, apareció ya con las letras impresas en su funda, siendo el primero en la historia del pop-rock en que tal cosa sucede. Esto se repitió en los otros cinco discos que aún publicarían los Beatles.
Así es como queriendo saber más sobre John, un famoso cantante y compositor británico, Adolfo Iglesias se encontró con Juan, un vitalista hombre que a sus noventa años sigue hoy enseñando inglés, ahora a los ancianos de la residencia donde vive, la mayoría de los cuales son más jóvenes que él. Después de tan arduo proceso de investigación, el empeño de Adolfo es ahora, sobre todo, dar a conocer la figura de Juan Carrión, a quien le une una entrañable amistad.
Esta sería una grabación de Strawberry Fields Foreverrealizada por el propio Lennon en Almería, en 1966 (cuentan los que saben la historia que la grabó en el cuarto de baño de la Finca Santa Isabel)
Y aunque al parecer hay muchas versiones, así sonaba la canción en el álbum Magical Mystery Tour: